De
cómo mi fiel mascota que nos cuidaba cuando aun con mi hermano apenas éramos
niños de menos de 9 años, nuestro fiel compañero que se alegraba al vernos y
saltaba, que solo con nosotros estaba feliz, protector como era, se
mostraba desafiante y bravo con personas extrañas (razón no le faltaba)
ladrándoles fuertemente para hacer notar que cuida a los que más quiere,
nuestro cruza de doberman y lobo, corazón puro, alma valiente, fiero y agresivo
con los que se lo merecían. Esa era mi gran mascota, un gran perro él que hoy
día con nostalgia recuerdo.
Su
final trágico no hace más que engrandecer su espíritu, recordarlo más seguido,
purificar su figura y sacrificio. Su grandeza y pureza de animal hace
empequeñecer la miseria del alma de sus asesinos, pobres diablos que nunca entenderán los valores y virtudes que
engrandecen a un ser, siendo humanos demostraron lo peor del alma humana,
condenados a tragar su mierda (y que se empachen y revienten por entregarse al
placer sórdido y los excesos) débiles mentales pobres de espíritu, que se
mueran.
Fido
fue asesinado por unos tipos que pasaban los 25 o 30 años,unos
muchachos “cool” para algunos, que no
hacían otra cosa que pararse y conversar en grupo en la esquina, en esa época, también en los alrededores. No trabajan, no hacían nada,
no tenían oficio ni beneficio, sin embargo paraban bien vestidos y con ropas de marca o a la
moda, muchos se preguntaban ¿de donde sacaban dinero?, se rumoreaba que robaban
y vendían drogas, con el tiempo se confirmaría eso.
Vendían
marihuana a los muchachitos "cool" que pululaban por las discotecas
miraflorinas, adolescentes, que recurrentemente iban a divertirse a las discotecas de la calle de las
pizzas o pubs aledaños, chicos de familias adineradas, “pitucos” como se les
llama en Lima.
Al parecer la mamá de uno de estos tipos que vendían drogas
estaba metida en el asunto (habia estado en la carcel), pues era conocida por sus clientes que solían hacer
escándalos en las calles, debido al consumo de sustancias, sus clientes eran todos
jóvenes y generalmente iban drogados y no se daban cuenta del escándalo que hacían
pues les urgía ser abastecidos de mas sustancias para el resto de la noche.
En
las calles cercanas, muchas veces venia el serenazgo, yo lo veía desde la
ventana de mi casa que daba afuera,
hacían mucha bulla, esa gente hablaba muy fuerte (odio la gente que habla
fuerte) al final se los llevaban, pero solo por poco tiempo, al día siguiente
los soltaban, volvían y no pasaba nada.
Siempre
la gente que se abandona a los placeres y excesos me han parecido unos
completos idiotas. Y este era el caso con ese grupo de tipos, de jóvenes, los
peruanos “cool” para muchos, unos pobres
imbéciles para mí.
Siempre
se les veía con chicas simpáticas por el barrio de Miraflores, pues como es
sabido, el dinero, los excesos y la sensación de peligro, siempre han sido muy
atractivos para las chicas, pituquitas, tontas, de Miraflores, que se mojaban al
escuchar: “yo fumo marihuana, yo me drogo a veces nomas, pero solo como para
relajar y divertirme” jajaja… (risitas
por ahí, risitas por allá) y las mujeres:
"Uy! Sii? Que loco… a ver cuenta…" luego las bromas escatológicas acerca de
drogas, las divertía y excitaba, miraban con admiración a esos giles y
terminaban, con el tiempo, por ser sus enamoradas, novias, esposas o
convivientes.
Tiempo
después a las muchachas, que en un inicio se veían
guapas, simpáticas y radiantes, luego, al tiempo de estar y pasar tiempo
con ellos, se les podía ver descuidadas, ojerosas y en algunos casos engordaban
notoriamente y en otros adelgazaban hasta los huesos, terminaba siendo la
caricatura de lo que algunas vez fueron.
Una
vez vi a una sentada en la calle, llorando y rogándole en la puerta de la casa
de uno de ellos que no la dejara (habían convivido por un año y medio) muchos
vecinos lo vieron, que tontas pueden ser algunas mujeres, me di cuenta a tan
temprana edad.
Otras
tantas veces estos tipejos se reunían en grupo los fines de semana y no se les ocurría
mejor idea que tomar en la calle (estúpida costumbre esquinera de barrio) al
costado de una bodegao en la esquina, incomodando a la gente que tranquilamente
iba a hacer sus compras en la mañana, muchos de ellos vociferando aviva voz, riéndose
escandalosamente, sin polo y con el torso desnudo, mostrando los nuevos
tatuajes que se habían hecho o simplemente exhibiendo sus vientres marcados, eso
era para ellos lo mas importante en sus pobres vidas.
Siempre
me pareció estúpida la cultura del pendejo en el Perú, la criollada, la cultura
del vivo, del pícaro que quiere sacar provecho a todo pasando por encima a los demás,
a expensa de otro. Es una de las taras más grandes que tiene nuestra sociedad y
mientras no la superemos no podremos avanzar como país. Estos tipejos eran los máximos
exponentes de esta estupidez, siempre hablando que había que ser pendejos, pavoneándose
de serlo, sacando pecho como si fuera un orgullo ser pendejo, ser el más vivo
poniendo apodos, diciendo lisuras, grosería, silbando descaradamente fuerte o
haciendo chistes obscenos, pobres infelices, revolviéndose en su propia miseria
mental.
***
Pero
no todo son malos recuerdos de esos tiempos de niñez, también me acuerdo que
teníamos un tejado o el techo como le decíamos, donde jugábamos con Fido, yo
era muy pequeño y cuando me veía saltaba a querer saludarme, como si fuese un
abrazo, yo recuerdo que eso me asustaba un poco pero no pasaba nada, era su
forma de demostrar cariño, algo gracioso de esos tiempos es que a veces, cuando
algunas de mis tías pesadas (una hasta ahora no me cae) venían a visitarnos a
nosotros y a mis padres a la casa, Fido les ladraba fuertemente, haciendo
además de que quería morderlas, mis tías no se atrevían a acercarse a él, como
se dice los perros detectan el aura de las personas envidiosas o con mala
intención.
Un
infeliz día estos tipos tiraron veneno al tejado de mi casa donde sabían
estaba Fido, todo con el sucio fin de querer robar mi casa en la noche pues el
padre de uno de ellos, era un vulgar ladrón y delincuente peligroso, ellos sabían
que con Fido allí no podía intentar robar, una vez lo hicieron y al día
siguiente descubrimos el resto de un polo ensangrentado y Fido estaba intacto.
Lamentablemente
mis padres trabajan duro todo el día y nosotros éramos muy pequeños. A pesar de
ello ya se estaba poniendo las medidas de seguridad, pero era muy tarde Fido
comió el veneno, y al día siguiente murió. Nos pusimos muy tristes en general
en mi familia, yo era muy pequeño y no comprendía del todo porque murió, tiempo
después mis padres nos contaron.
La
medida de seguridad se acelero, con la muerte de Fido, y al poco tiempo ya
estaba lista la cerca eléctrica con alarma contra robos, estaba oculta y de día
estaba apagada, pasaron unos día y como era de esperar, los tipejos intentaron
robar de nuevo en mi casa, no pudieron, salieron corriendo en la madrugada, a
los primeros gritos desgarrados, la cerca había dado resultado.
Nunca más volvieron a intentar robar. Aunque sabíamos que los sospechosos eran
ello, nunca se pudo probar, por lo cual la policía solo hizo su labor de rutina
constatando la denuncia, pero la cerca ya había hecho justicia, nunca más
volvieron a intentarlo.
Al
tiempo nos enteramos que la madre de uno de los que había participado en el
robo y posiblemente también envenenado a Fido, estaba muriéndose de cáncer y al
poco tiempo murió. Como se sabe todo se paga en esta vida y ninguna cuenta,
ninguna factura se pagas más caro y más rápido que la crueldad.
Con
los años muchos de ellos se fueron de Miraflores, la mayoría salieron, algunos
tuvieron familia y atravesaron problemas económicos (ya no se podían dar la
gran vida), tuvieron problemas con los vecinos, les embargaron sus cosas por deudas,
a uno lo botaron de su casa, con los años y al acabárseles la juventud engordaron
y sufrieron los efectos de una vida disipada, la policía siempre los tenia
vigilados, la mayoría se mudo a lugares alejados y peligrosos, como los cerros
en chorrillos, solo uno quedo al final pero con el tiempo también se fue, el
vecindario solo los boto.
Como
ven todo da vueltas en esta vida y las cosas que hagas al final suman y cuando
menos te lo esperes te cobran la factura, y si has hecho daño a alguien, o has
engañado a una persona que confió e ti, o si has jugado con sentimientos
sinceros de otra persona, al final todo se paga y muchas veces es una factura
muy cara, así es el karma, todo se regresa y el daño que tú hiciste a alguna
persona en el pasado, en el futuro viene otra persona más astuta que tu y te
hace a ti lo mismo o peor, y así todo al final termina su ciclo.
Por
eso es mejor vivir tranquilo y sin molestar ni hacer daño a nadie, ni siquiera vengarse
pues en ningún caso creo vale la pena, así es, no es tu chamba hacer que
alguien pague porque te jodio en el pasado, simplemente vive, olvida y se feliz…
ya el tiempo se encarga de poner todo en su sitio y ajustar cualquier cuenta
pendiente.
Incluso
como dijera alguna vez un famoso escritor irlandés: “Perdona a tu enemigo, no
hay nada que le enfurezca mas…”
Mi
desprecio total hacia esos infelices que la pagaron caro, y mis más sinceros
deseos de gratitud a la memoria de mi fiel mascota, valiente como pocos y con
la grandeza que se miden los seres supremos en esta vida, con la grandeza que
da el amor, cuando es puro y sincero.
De fido siempre me queda el recuerdo hermoso de las mañanas cálida antes de ir al cole,de una tarde amena, de una noche en que vino por primera vez como un regalo, de jugar en el tejado, de sacarlo a pasear, y pasar momentos de la vida cotidiana que despues quedan como fotos o episodios entrañables... Asi el se supo ganar el cariño de nosotros, que aunque muy pequeños todavía lo recordamos y mis padres que también le guardaban gran cariño y afecto.
Con su fidelidad y gratitud nos hizo felices, asi que siempre que lo recuerdo una sonrisa se dibuja en mi rostro, rememorando aquellos años de la infancia en la antigua casa. Fido este escrito es para ti, donde estes! Nos vemos.
Comentarios
Publicar un comentario