El ómnibus traqueteaba, la lata vieja de la cual estaba conformada su carrocería empezaba a hacer estragos, las gentes, estaban con aspectos distintos, caras largas y sin mucho entusiasmo, no todos estamos así de tristes o desganados cuando tomamos el transporte publico, los habemos contentos también, no felices pero si de buena gana, sentado pegado a la ventana contemplas las calles por las cuales rara vez sueles caminar, sueles ver quizá algún episodio curioso de la vida cotidiana. Desde simpáticos vendedores ambulantes, capaces de vender los artículos mas insospechados, hasta algunas marchas escolares, montones de colegiales saliendo de algún centro educativo ubicado en plena avenida, quizá peligrosas escenas de robo o abuso, hasta mascotas olfateando en la fachada de alguna importantisima institucion. Cuando en eso subió un niño al bus, su aspecto era bastante miserable sin embargo apareció sonriente, con una sonrisa que denotaba picardía y mirada saltona, empezó a hablar: Muy